Aprendiendo a leer

 

Ya os comenté en un post anterior (en el primero creo) que una de mis grandes pasiones es la lectura, y ha sido algo tan importante en mi vida que hasta lo llevo tatuado en el cuerpo.



Por supuesto no recuerdo cuando empecé a leer compulsivamente, pero fue ya desde bien pequeña (no sé si recordáis la anécdota de la linterna de la casa de la Nancy). Siempre fui de maratones, de empezar un libro y no parar hasta acabarlo. No es la primera vez que le dijo a mi madre que su error fue llevarme al colegio, si hubiese sido analfabeta seguramente ahora estaría tipo fino.


Mi infancia la pasé en gran parte en casa de mis abuelos paternos, ya que vivían en el mismo pueblo que yo y su casa estaba justo en frente del colegio y, dato importante, de la biblioteca. Cuando mi madre me iba a buscar, si no me encontraba jugando en el patio sabía que no había desaparecido, simplemente había preferido estar leyendo en la biblioteca.


Y tantas tardes pasé así que cuando la bibliotecaria de entonces, que era una señora mayor, se jubiló me llamó para que cogiese todos los libros que quisiese de la biblioteca que me los regalaba (iban a aprovechar para hacer renovación y muchos los iban a tirar). Creo que me llevé como tres cajas para casa, de las que mi madre, con toda razón, me hizo devolver dos.


Aún conservo todos esos libros, una edición ilustrada de Heidi, dos o tres volúmenes de Puck, otros tantos de Los Gemelos y media docena de Los Hollister. Los Gemelos y Los Hollister eran libros de aventuras, en las que unos hermanos investigaban y resolvían crímenes y misterios. Supongo que serían algo parecido a Los Cinco, pero nunca leí ninguno.



Puck narraba las aventuras de una joven danesa que estudiaba en un internado ya que su padre trabajaba en Chile (si no recuerdo mal). Y, pensándolo bien, puede que la historia de Puck haya sido mi primer romance, ya que en el último libro de la serie Puck se casa con el chico que le gustaba.

Por cierto, buscando en internet las portadas para poner las imágenes he visto que los han reeditado con diseño actualizado. No sé vosotr@s pero yo me quedo con los antiguos.



Según fui creciendo mi faceta lectora se fue expandiendo. Básicamente leía todo lo que caía en mis manos, sin filtro. Lo mismo me daban las novelas de vaqueros de mi abuela, que los Harlequines o los libros de Corín Tellado, pero también otras novelas que había por casa. Uno de los primeros que recuerdo es La Dama de las Camelias de Alejandro Dumas (hijo) y está claro que de aquella aún no tenía la aversión que tengo ahora a la tragedia griega. O también puede ser que no la asimilase, porque no recuerdo los años que tenía entonces, pero era muy pequeña, visto en perspectiva no creo que mi mente estuviese lo suficientemente desarrollada para comprender completamente ese tipo de lecturas. Algunos años después leí Manon Lescaut, y en mi mente las recuerdo como historias similares.


En 1992 (12 añitos tenía) RBA publicó una colección que me nutrió durante una temporada, y en la que se encontraban títulos como: El Nombre de la Rosa, El Tambor de Hojalata, La Hoguera de las Vanidades, El Amante de la China del Norte, El Perfume, o la Conjura de los Necios. Con este último tengo una asignatura pendiente, ya que lo he intentado en cuatro ocasiones y en todas llego a un punto en el que soy incapaz de seguir leyendo de la repugnancia que me genera el protagonista Ignatius Reilly… algún día lo conseguiré.



Un libro atesoro especialmente primero porque me gustó mucho, y segundo porque me lo regalo una persona a la que tengo mucho cariño es Juan Salvador Gaviota de Richard Bach, y es una fábula cortita sobre una gaviota que aprende a volar y que te deja como mensaje que tú mismo eres responsable de tu realidad.



En aquella época, uno de mis libros favoritos era La Insoportable Levedad del Ser de Milan Kundera, que leí un montón de veces y que ahora me da una pereza terrible (yo creo que me reventó el cerebro de tanto intelectualismo, realismo, transcendentalismo y todas esas cosas acabadas en -ismo).


Pero un buen día llegó a mi vida El Círculo de Lectores, y ahí descubrí la novela romántica de verdad… y ya no hubo marcha atrás. Entraron en mi vida los highlanders de Julie Garwood, los Malory de Johanna Lindsey, los Montgomery de Jude Deveraux y un largo etcétera de libros y series de un montón de escritoras románticas: Nora Roberts, Kat Martin, Judith McNaught…



Y con ellos y el inicio de las redes sociales llegó una etapa de la que tengo muy buen recuerdo, los grupos de Yahoo, las largas conversaciones en el Messenger, El Rincón Romántico, quedadas en diversas partes de la geografía española, y firmas de libros (Lisa Kleypas por ejemplo). Bonitas amistades y alguna dolorosa pérdida.


Hasta fui webmaster por un tiempo breve, tenía una página dedicada a Nora Roberts y otra a Rachel Gibson. Por cierto, esta autora es super agradable, crucé varias conversaciones con ella por e-mail y hasta me envió desde EEUU dos de sus libros dedicados y firmados.


Y así seguí hasta hoy, mezclando fundamentalmente novela romántica actual, histórica y fantástica, con alguna incursión de narrativa no romántica (pocas la verdad, El Señor de los Anillos, alguna de los libros de Dan Brown, unos cuantos de Paulo Coello, Los Pilares de la Tierra o La Sombra del Viento son los que así a priori puedo recordar).


En cuanto a novela romántica fantástica una de mis series favoritas es la de los Cazadores Oscuros de Sherrilyn Kenyon, en la que tenemos los Dark Hunters (guerreros inmortales que vendieron su alma a una diosa a cambio de un acto de venganza), Were Hunters (cambiantes humano-animal), Dream Hunters (guerreros de los sueños), Daimons (los malos, todos rubios y atractivos), y un montón más de personajes: dioses, dragones, cazavampiros…



Y de está temática fantástica tengo apuntado para leer, que nos lo acaban de recomendar ayer en Discord, la serie Señores de Inframundo de Gena Showalter. El primero es La Noche Mas Oscura y tiene bastante buena pinta.


Ahora bien, el año pasado ocurrió algo que jamás pensé que me pasaría, y es que he puesto el freno de mano y he parado en seco. Desde que descubrí los kdramas allá por mayo del año pasado creo que he leído un libro o dos. Jamás en mi vida había estado tanto tiempo sin leer, era algo que hacía a diario y generalmente le dedicaba unas cuantas horas (quién necesita dormir=?).


Supongo que esta sequía se deberá a que los kdramas son un nuevo descubrimiento y tengo un abanico tan amplio de opciones a mi alcance que simplemente necesito dejar pasar un poco el tiempo y encontrar mi equilibrio.


Ahora mismo tengo empezado A Un Segundo De Tí de la serie Indomite de Natalia Sánchez Diana y, aunque no he leído mucho aún, el primer capítulo me atrapó y sé que me va a gustar.



Voy a ver si poco a poco voy volviendo a dedicarle algo de mi tiempo a la lectura, que realmente lo echo de menos.


Y con esto y un bizcocho… vaya chapón que os he soltado eh? Hoy no puedo culpar a mi Tonta, estos días está un poco apagada, probablemente cortocircuitada (lo que no significa que la Lista esté en modo “on” eh?), supongo que cuando vuelva a aparecer lo hará haciéndose notar.


Sí queréis podéis dejarme vuestras recomendaciones de novelas románticas favoritas o pedirme si queréis que os recomiende alguna de alguna temática en concreto. Hasta la próxima chingus!!




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